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18 jun 2010

Por fin un cura liberal: Alfonso Zawadzki

Autor Rafael Duque Naranjo


El 22 de julio de1918, llegó a Sevilla en función pastoral el Padre Alfonso Zawadzki, sacerdote de prodigiosa actividad y vasta ilustración, laureado historiógrafo, fecundo escritor bolivariano; ágil periodista, fundador en Sevilla del periódico “Dios y Patria”, bisemanario de tamaño universal; excelente orador y aventajado músico fundador también de la primera Banda de Músicos del villorrio.


Al llegar Zawadzki se respiró una nueva sensación de tranquilidad y convivencia. Sin embargo, por el hecho de ser éste hermano de Jorge Zawadzki, el director del diario “Relator” de Cali, comenzaron los conservadores a ubicarlo como liberal y se prendió la pugna entre el sacerdote y los conservadores. La controversia tuvo su clímax cuando llegaron las elecciones para concejales y el padre desde el púlpito obtuvo una rotunda victoria para el liberalismo. Estos acontecimientos ocasionaron la salida temporal del levita en octubre de 1921, fecha en que llegó para reemplazarle nuestro primer cura párroco, el Padre Lisímaco Lareu.


En junio de 1922 regresó nuevamente Zawadzki para permanecer aquí hasta su salida definitiva como Cura Párroco durante el mes de noviembre de 1928, cuando fue despedido por el obispo Luís Adriano Díaz, en razón de una supuesta intervención en política que fue cuestionada por Zawadzki y que causó una abierta división entre la feligresía.


Cabe señalar que hacia el año de 1930, debido a los acontecimientos, la parroquia de Sevilla quedó en “Entredicho”, sanción canónica por la cual el obispo suspendió toda administración espiritual. Se acabaron las misas de los domingos y las puertas de la iglesia fueron cerradas para la administración de los sacramentos.


Don Pedro Emilio Gil y toda la ciudadanía montaron en protesta por la determinación del obispo Díaz, “hombre orgulloso y autoritario que descargó contra los fieles la sanción que podría merecer Zawadzki. Si el Rey David, autor del libro de los Salmos, hace asesinar a Urías para quedarse con su mujer y Jehová se indigna, que descargue su ira contra el famoso Rey-Profeta y no contra el pueblo israelita que no es responsable de los actos de su soberano”. El “Entredicho” sólo duró unos pocos meses y fue levantado posteriormente.


Al abandonar la parroquia éste ilustre sacerdote no se ausentó de la ciudad y permaneció al lado de su periódico “Dios y Patria”, editado en la Tipografía “Sevillana” de su propiedad, librando sonadas batallas de orden cívico y político, hasta el 11 de octubre de 1931. Ese día, pronunció su discurso de despedida e hizo su defensa expresando lo que sentía, sin equívocos, con rectitud, retratando la sinceridad de su conciencia ante un pueblo “que no es montonera amorfa sino formación de individualidades para realizaciones de progreso y perfección racional…. Yo quiero ser reo convicto del delito de éste amor a Sevilla porque cómplices míos son Cristo en la cruz y Bolívar el Libertador…… Sevilla de mis amores, adiós...”

rafaelduquenaranjo@yahoo.es