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18 jun 2010

El sembrador de araucarias.

Fue precisamente Don Manuel Jaramillo Gaviria quien trajo de Santa Rosa de Cabal los colinos para sembrar las araucarias del Parque Uribe, los mismos árboles, ahora centenarios, perseguidos por la sierra depredadora del alcalde Gerardo Gómez Díez y defendidos por la noble pluma ambientalista de Oscar Aranzazu Rendón y Edgar Alzate Díaz en estas páginas virtuales de EL CIUDADANO.

En Sevilla don Manuel llegó a ocupar importante sitio social y político. Vale recordar el movimiento que acaudilló en 1924 para lograr que el Concejo Municipal considerara una partida extraordinaria con el fin de traer nuevamente el agua desde “El Popal” hasta la plaza.

Con palas, recatones y picas se presentaron los manifestantes a las barras capitaneados por don Manuel obteniendo éxito en su solicitud. Por medio de guaduas destaponadas, calafateadas y unidas unas a otras canalizaron el agua hasta la Plaza de la Concordia donde desde una pila las gentes provistas de ollas y recipientes obtenían el precioso líquido para sus labores caseras.

Para el día de las elecciones era su costumbre regalar dos novillos al Directorio Liberal para festejar los votantes. Y era también costumbre que el jefe liberal Carlos Enrique Morales, quien elaboraba las listas, someter a su consideración los nombres de los personajes que ocuparían las posiciones en las corporaciones públicas.

Un día cualquiera llegó Edgardo Cataño, quien por solicitud de don Carlos Enrique era el que llevaba la lista de concejales para que fuera revisada por don Manuel; y le mostró una lista de candidatos donde figuraba un personaje de dudosa conducta moral. Entonces don Manuel le dijo a Edgardo: “Dígale a don Carlos Enrique que si no reemplaza a fulano, no hay novillos”.

El Primer Constructor
Entre los llegados en 1906 encontramos a Don Leandro Román, empírico portador de amplios conocimientos de ingeniería, quien fue contratado para hacer un montaje hidráulico en la Salina de Aures que abasteció a San Luís por algún tiempo; también elaboró los planos urbanos de Sevilla que fueron básicos hasta que en 1919 el ingeniero Miguel Varón levantó unos nuevos. Hizo el trazado del camino que de Sevilla conduce a Caicedonia, colaboró en la construcción del primer acueducto, construyó el camino que de Tres Esquinas conduce a Manzanillo por donde después se construyó la carretera y fue el ejecutor de la hidroeléctrica de Pijao que en su parte técnica estuvo al cuidado del Ingeniero Florentino Calderón Pérez. En varias ocasiones fue elegido Concejal y siempre vivió preocupado por los problemas de la región. Murió en 1958 en medio de su querida y apreciada familia.

Siguen llegando Familias
Procedente de Pereira, se estableció en mayo de 1909 en Barragán, Don Julio Gil Monsalve y su Señora Melania Jaramillo Restrepo, con sus hijos: Julio, Luís, Antonio María, Juan Agustín, Marco Antonio, Pedro Emilio, Carmen Rosa, Betsabé, Hermilda, Leopoldo y Lino Gil Jaramillo.

Estos dos últimos prominentes escritores e intelectuales. El segundo, Don Luís Gil, industrial fundidor del hierro y propietario del taller “Giljota” y el quinto hijo de la familia, no hay quinto malo, el estimado patricio, periodista y profesor de Geografía: Pedro Emilio Gil Jaramillo.

Entre quienes se hicieron presentes en el año de 1909 son dignos de recordación Don Jesús Young y el popular Lázaro Henao, hábil artesano, carpintero y ebanista, enjuto, delgado, agachado, fumador, poseedor de un alto sentido del humor, consumidor persistente de aguardiente, constructor de cajas funerales que por muchos años suministró al municipio para dar sepultura a los olvidados de fortuna. Regularmente pasaba revista a los enfermos del hospital e iba señalando implacablemente con acierto premonitorio los que salían de este mundo. Este se muere esta tarde, aquel mañana, el otro está listo para dentro de diez días, el de aquí se salva y los otros se encuentran bien, toca hacer apenas tres cajones.

En octubre de 1910 llegó a San Luís el prospero comerciante Don Arcadio Valencia. Muchos recordamos ya en la mitad del siglo XX la figura amable de don Arcadio con su almacén de telas en la Calle Real vendiendo el dril “Armada” y la coleta “Margarita” de “Coltejer” la más bonita.

El otro comerciante establecido aquí fue Don Tomás Arana, de nacionalidad Siria y padre de Demetrio, Tamer y Soulange Arana Fajurí. Don Tomas fue corresponsal y representante del diario “Relator” que se imprimía en Cali y que era propiedad de los hermanos Zawadzki, hermanos del cura Alfonso.

Allá, por 1916 se radicó en Sevilla don Luís J. Echeverri, hombre de buena cultura, versado en cuestiones administrativas, compositor que había formado con sus hijos Luís Carlos, Arturo, Mario Adán, Jorge, Clara Emilia y Maruja un conjunto musical con armonio, violín, violoncello, flauta, tiple y cantantes, una magnífica organización que actuaba en las misas solemnes, en las veladas y en las fiestas sociales, siempre en forma muy brillante. Don Luís J., compuso la música del himno a Sevilla y Don Luís Carlos, su hijo, compuso algunas piezas musicales de calidad, entre ellas “El Alma del Maizal” y “Estampa Campesina”.

Su hija Clara Emilia casó con el artista y fotógrafo Eduardo Toro, padre de Hugo Toro Echeverri, compositor, prosista grecocaldense de alto sentido regional, sacrificado tempranamente por su incursión en la política liberal.

Autor Rafael Duque Naranjo
Continuará…