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18 jun 2010

Carlos Alberto González: El mayor coleccionista de Art Decó en Latinoamérica.



Autor Rafael Duque Naranjo


Ellos son De Greiff – me decía Inés Naranjo – cuando se refería a su amiga Alicia, a Guillermo, Ema o Pedro González de Greiff, éste último el papá de nuestro personaje sevillano de hoy, Carlos Alberto González, el mayor coleccionista de Art Decó en Latinoamérica con museo propio en Bogotá.

El Art Decó es un estilo de las artes decorativas que se produjo entre la primera y la segunda guerra mundial del siglo pasado y que alcanzó su máximo esplendor durante la Exposición Internacional de Artes Decorativas celebrada en Paris en 1925.


La sensibilidad y ese gusto exquisito por la concepción del arte le viene a Carlos Alberto por los De Greiff; su abuela paterna, Cecilia González de Greiff, prima del poeta León y del musicólogo Otto, le dejó la vena cultural.


El primer De Greiff llegó a Colombia en 1826 y se estableció en Medellín, se llamaba Carlos Segismundo Von Greiff y venía de Suecia con su mujer Luisa Petronila Faxe, hija de Guillermo Faxe, obispo de Lund (Suecia) y canciller de la Universidad de Upsala. Carlos Segismundo era ingeniero de la compañía inglesa “Frontino Gold Mines” establecida en Colombia, hizo los primeros planos de la provincia de Antioquia, abrió los caminos a Urabá y Murindó e hizo el levantamiento topográfico de Medellín en 1852.


“Soy un enamorado de la estética – nos manifiesta Carlos Alberto - es mi conflicto, mi pasión y mi relación con el mundo… Comencé comprando cosas que evocaban la casa de mis abuelos y mis tías … Cuando tenía 12 años el primer objeto que conseguí fue una vasija de cobre que compré en mi natal Sevilla a un trabajador de una finca familiar con el dinero que me dieron mis padres … Ya instalado en Bogotá sigo comprando antigüedades …. En 1980 viajo a Paris y veo en libros fotografías de algunas de mis piezas y semejante descubrimiento me acentúa el gusto de seguir coleccionando y la necesidad de compartir mi colección con la gente…. Mis mejores adquisiciones las he obtenido en el mercado San Telmo de Buenos Aires, Las Pulgas de Paris, El Rastro de Londres y Las Pulgas de Bogotá…. Una vajilla Art Decó que había visto en un anticuario bogotano me impactó mucho y aunque pedían una cifra astronómica por ella, logré reunir el dinero; el día que la estrené, recibí la visita de la anterior dueña del apartamento donde vivo y cuando llegó el servicio de té a la mesa, la señora por poco se desmaya, era la vajilla familiar que por alguna circunstancia de la vida le tocó vender”.


A Carlos Alberto González en su trasegar por anticuarios y ventas privadas de garaje, también le dio por comprar objetos de los años 50 que nada tenían que ver con el Art Decó. Fue consiguiendo radios, sillas, jarrones, maletas, mesas, aspiradoras, secadores de pelo y cosas propias de los años 50, “objetos que se reconocen porque tienen un lenguaje concreto y forma de ameba, riñón y grandes puntas”; con todo eso fue enriqueciendo el museo que lleva su nombre y uno de los aspectos que más se destaca es una muestra de cerámicas que fueron pintadas a mano en talleres que eran de familias españolas radicadas en Colombia que tomaron el estilo del arte internacional de la época: Calder, Miró y hasta el Action Painting, piezas únicas del museo ubicado en Bogotá en la calle 22 con quinta , en un edificio de clara inspiración art Decó cuya entrada se puede observar en la fotografía y donde el visitante puede viajar en el tiempo y devolverse 70 años atrás.


Para lograr esta memoria local tuve la oportunidad de encontrarme con Carlos Alberto y su hermana Cecilia, aquí en Sevilla, en “El Polo”, el mismo tertuliadero de hace años cuando la adolescencia nos sonreía. Ellos siguen orgullosos de su mamá, Susana Pérez Sanz, que aún vive y disfruta de sus 94 años.


Igualmente, Clarita Jaramillo González, otra de la parentela De Greiff, propietaria de Casa “Los Alpes”, un restaurante museo que lleva en sí mismo la identidad de Sevilla, se prepara para celebrar este año de 2010, los primeros cien años de existencia de esa casona esquinera sin ventanas y tan grata a todos nosotros.