El Sargento Evelio Buitrago Salazar
nació en Sevilla (Valle) y después de diez años de servicio militar cumpliendo
tareas de inteligencia que le encomendaron sus superiores, estuvo en el monte y
simuló ser bandolero. Fue centinela no solamente en las carpas del Ejército
sino también en las guaridas de los forajidos como infiltrado.
Correspondiendo a sus servicios, el gobierno nacional lo nombró Secretario del Agregado Militar en la Embajada de Colombia en el Perú y ya en Lima durante una reunión diplomática de militares latinoamericanos mató a un suboficial peruano que embriagado y pendenciero se orinó en la bandera de Colombia.
Correspondiendo a sus servicios, el gobierno nacional lo nombró Secretario del Agregado Militar en la Embajada de Colombia en el Perú y ya en Lima durante una reunión diplomática de militares latinoamericanos mató a un suboficial peruano que embriagado y pendenciero se orinó en la bandera de Colombia.
El presidente Guillermo León Valencia le
impuso la condecoración más alta de Colombia: “La Cruz de Boyacá” en ceremonia
realizada en la Escuela Militar en abril de 1965.
LOS MOTIVOS DE EVELIO: A Evelio
Buitrago cuando estudiaba cuarto de bachillerato en el Colegio Santa Librada de
Cali, le mataron a su papá en la vereda
“Aures” de Caicedonia, donde el viejo, un patriarca de ordeño, surco y
sementera, cultivaba su finca cafetera. Evelio, abrumado por el dolor y la
rabia, abandonó sus estudios e hizo justicia por su propia cuenta viajando a
“Aures” y eliminando a tiros de revolver
a los asesinos de su padre.
El 20 de febrero de 1956, saliendo de ver una
película de vaqueros del oeste gringo en el Teatro Alcázar, cayó en una redada
de muchachos que hizo el Ejército para recoger jóvenes para el servicio
militar. En el examen médico del día siguiente salió apto y si no lo hubieran
agarrado, él mismo dijo: “Me habría regalado ese mismo año”.
LAS MEMORIAS DEL SARGENTO BUITRAGO:
El libro de sus memorias fue publicado por el Ejército Nacional en 1967 con el
título “ZARPAZO” OTRA CARA DE LA VIOLENCIA. Además, fue prologado por el
Coronel Guillermo Plazas Olarte, quien señala que “esta obra descubre la yaga
viva que amenazó de muerte a nuestra sociedad y señala la medicina fuerte,
dolorosa, pero indispensable para la sanación del enfermo”. Dicha obra ha sido
traducida a varios idiomas y es el manual no solamente teórico sino práctico
del infiltrado. Buitrago Salazar advierte en sus memorias que “el destino me
colocó cara a cara con la violencia y mi
brazo castigó a monstruos que se hastiaban de victimas porque soy uno de tantos
militares a quienes correspondió poner el pecho a los criminales. Mis memorias
están ceñidas a la verdad y las publico para que mis compatriotas conozcan la
otra cara de la medalla, la analicen y dicten su veredicto”.
Texto y diagramación: Rafael Duque Naranjo
Colaboración para: www.elciudadanoenlared.com