Autor Rafael Duque Naranjo
Clara Rojas quería tener un hijo y con cuarenta años y secuestrada, el reloj biológico no daba espera. Así lo manifiesta el senador pastuso Luis Eladio Pérez en su libro“7 años secuestrado por las FARC”. Además, ella al parecer le solicitó al comandante Joaquín Gómez, autorización para tener relaciones sexuales durante su cautiverio. “No sé qué pasó, si se le dio el beneplácito o no, pero Ingrid Betancourt me comentó que a Clara le llegó, después, de regalo, una caja de preservativos”.
En otra ocasión cuando estaban en un campamento provisional, Luis Eladio, Clara e Ingrid; llegaron de repente unas camionetas 4x4 y alguien le dijo al senador: “Oiga pastuso, me habían dicho que usted estaba enfermo pero lo veo muy bien”. Era nadie menos que el Mono Jojoy; conversaron trivialidades con él, les preguntó qué se les ofrecía, Luis Eladio le pidió un plato y un cubierto porque comía con las manos y un guerrillero le prestaba su plato, “cigarrillos, mándeme cigarrillitos”. Enseguida Ingrid le pidió una larga lista de crema Ponds número tal, crema blanqueadora número tal, crema anti arrugas número tal. Clara Rojas hizo también algunas solicitudes muy propias de las mujeres. Jojoy estaba muerto de la risa, le picó el ojo a Luis Eladio y les dijo: “Yo vuelvo a pasar. Paso mañana”. Nunca volvió. Martín Sombra apareció a los ocho días con dos o tres bultos y les dijo que el Mono Jojoy les mandaba todo lo que habían pedido.
Transcurrido algún tiempo, Ingrid le dijo a Luis Eladio que Clara estaba embarazada. Los primeros años de cautiverio fueron terribles, hubo un campamento llamado de “tabla y media” donde tenían que hacer las necesidades ahí delante de todo el mundo y los encerraban a partir de las seis de la tarde. Hay que imaginar un grupo de trescientas personas conviviendo de esta manera y claro, también se presentaban con frecuencia casos de homosexualismo, explicables sin duda.
Es que las relaciones sexuales durante un secuestro es un tema complicado – advierte Luis Eladio – muchas personas resuelven el asunto con la masturbación y la guerrilla presenta a veces películas pornográficas a los rehenes. “Yo por respeto a los mujeres tenía ese tema controlado y lo resolvía poniéndome a pensar sobre el secuestro, las deudas y cosas de esas que yo mismo provocaba para resolver la situación. Otra tortura era pensar si la mujer de uno lo estaría pensando o no”.
Luis Eladio quedó muy impresionado cuando la guerrilla liberó a un paisano suyo, el coronel Acosta, a quien la esposa fue a recibir con abrazo y beso para decirle que ahí quedaban los hijos porque ella se iba con otro militar de quien estaba enamorada. “Ese es un impacto muy grade que deja pensando a cualquiera”.
Luis Eladio nunca dudo de su esposa pero nadie sabe cuándo se enamora como le sucedió a “Mónica, la señora del canciller Fernando Araujo cuando éste estaba cautivo. Pare de contar cuando se recibe semejante noticia en plena selva como le ha pasado a varios policías y militares secuestrados”.
Volviendo a la situación de Clara Rojas, ya embarazada, Ingrid como toda mujer, inmersa en su instinto maternal, se alegró, aconsejó, ayudó y le dio ánimo a Clara. En cambio, otros como los gringos, no les causó ninguna gracia el acontecimiento y hasta hicieron comentarios bastante desagradables.
Martin Sombra tomó la determinación de aislar a Clara y todos se dieron cuenta del nacimiento por el llanto del bebé. “El niño se convirtió en un factor de alegría, todos lo consentíamos, lo cambiábamos, se nos orinaba encima, lo “chocholeábamos”, pero también nos producía tristeza su mirada fija y su llanto día y noche por el dolor de un bracito fracturado.”
A Clara la separaron del niño y se lo confiaron a una guerrillera, para que lo asistiera. Una vez trató de botarse por la malla para ver el niño, la guerrillera no le permitió que ella lo tocara, se lo mostraba simplemente desde el alambrado, por cinco o diez minutos y nada más.
La guerrilla tomó formalmente la decisión de sacar al niño del campamento después de una marcha porque se convirtió en un riesgo y un peligro para todos. Durante la marcha “lo llevó una guerrillera que le había hecho un canguro, iba con un sombrerito, gordísimo, saludando y muerto de la risa, tendría por ahí unos siete meses.”
Lo que pasó después, se supo a través de la radio el 31 de diciembre de 2007, cuando el presidente Álvaro Uribe dijo en Villavicencio que “el niño no lo tenía la guerrilla sino Bienestar Familiar”.
“No se sabe si el padre alcanzó a conocer a Emmanuel porque cuando Clara contó que estaba embarazada se generaron dificultades en la guerrilla. Bueno, eso solamente lo sabe ella, qué pudo haber pasado y quién pudo ser el padre”