Rafael Duque
Naranjo nació en Sevilla, Valle, el 27
de Enero de 1939. Inició el estudio de las primeras letras en el Instituto
Junín de María Isaza. Rafael cuenta que la señorita María lo obligó hace
setenta años a aprenderse de memoria la siguiente poesía: “Mariposa vagarosa,
rica en tintes y en donaires, ¿qué haces tú de rosa en rosa, de qué vives en el
aire? Yo de flores y de olores, de espumas
de la fuente y del sol resplandeciente que me viste de colores”.
También
rememora que la profesora Isaza “me enseñó a leer y desde entonces no he dejado
de hacerlo todos los días. Aún recuerdo las primeras palabras que pude
deletrear: piano…peineta…pie...Elena tapa la tina…el enano bebe…Paco le coge la
cola a la vaca. Los niños deletreábamos y leíamos en coro y en voz alta el
contenido de la “Alegría de Leer”, la cartilla del bugueño Evangelista
Quintana. Gracias a mi querida y noble maestra, la lectura para mí es un
bálsamo, un alimento permanente de vida”.
En 1947 ingresa al Colegio Heraclio Uribe Uribe del benemérito profesor
Manuel Baquero González del cual era Director y propietario. Allí estudiaba la
pequeña burguesía de la localidad.
Aris Vogel el
famoso periodista director del Noticiero TV HOY fue compañero de Rafa en el
citado Colegio. El papá de Aris llegó de Alemania a Sevilla huyéndole a la
guerra desatada en Europa por Hitler y fundó la “Pastelería Alemana”, en la
zona donde hoy está ubicada La Cooperativa de Caficultores”.
Por aquellas
calendas las matronas sevillanas escuchaban por Radio Pacifico de Cali, las
radionovelas cuya metrópoli de producción no era México ni Venezuela ni
Colombia sino La Habana, Cuba. Una de las radionovelas más famosas fue "El
Derecho de Nacer”, cuyo galán Albertico
Limonta hacía llorar a todas las
señoras. Para los jóvenes también había radionovelas infantiles.
La más famosa
se llamó: “Chan Li Po”, una serie con aventuras detectivescas creada por el
autor cubano Félix Benjamín Caignet, quien adaptó el personaje estadounidense “Charlie Chan”. Una de las
principales armas del personaje eran: “Pacieeencia, muuuchapacieeencia”,
nacionalizado con “flijoleneglodolmido y
plátano maduloflito y chilindlón de chivo”.
La más famosa
se llamó: “Chan Li Po”, una serie con aventuras detectivescas creada por el
autor cubano Félix Benjamín Caignet, quien adaptó el personaje estadounidense “Charlie Chan”. Una de las
principales armas del personaje eran: “Pacieeencia, muuuchapacieeencia”,
nacionalizado con “flijoleneglodolmido y
plátano maduloflito y chilindlón de chivo”.
Rafa escuchaba
la novela todos los días en un radio de tubos que había en su casa, y la
mayoría de sus amigos, los cuales en sus hogares no tenían radio para
escucharla, recurrían a Rafael para que les contara la novela, y este la
narraba y la recitaba con lujo de detalles, por lo cual lo bautizaron “Chan Li
Po”. Tener radio era algo elitista. Rafael aún recuerda el “jingle”: “Chan Li
Po vino de China, pero se queda en la Habana, Cuba, con la boca purpurina de una muchacha que
besó”.
El asesinato de Jorge Eliécer Gaitán sucedió
cuando Rafael aún estudiaba primaria en el Colegio Uribe Uribe. “Todos se van para sus casas”, dijo el
profesor Baquero a sus alumnos. Cuando Rafael iba para su casa en el Parque
Uribe se encontró con un desfile de riguroso luto encabezado por el Doctor
Moreno Ballén, los cuales protestaban en silencio por el alevoso crimen, de la
misma manera que lo hizo Gaitán el 7 de Febrero de 1948 cuando convocó en
Bogotá a la “manifestación del silencio”
a más de cien mil personas llegadas de
todos los rincones de la patria a protestar por todos los masacrados bajo el
auspicio del régimen conservador de Mariano Ospina Pérez. Moreno Ballén había sido el fundador de una
Logia Masónica en Sevilla la cual tenía muchos adeptos e influencia en el
municipio.
Libre de
Circasia”, Quindío, fundado por Don Braulio Botero Londoño, todo porque la Iglesia Católica no consideraba dignos de
reposar en sus cementerios a los masones,
gitanos, suicidas, ateos y libre
pensadores. Este campo santo único fue construido para que se les diera
sepultura a las personas fallecidas sin importar su partido político, religión,
estrato social, color de piel o cualquier otra característica particular.
El Partido
Conservador siempre apoyó a la Iglesia Católica y es así como el Senador
Augusto Ramírez Moreno dijo: “¿Cómo es eso de entregar los cementerios al
Estado, para que en fosa común vayan a reposar juntos los huesos de los santos
y de los herejes?”.
Como Rafael
tenía que reclamar unas fotos en el Almacén Siglo XX de Belisario Hernández
donde estaba él con un vestido de penitente al estilo del Kukuxklán que le
había hecho su mamá y con el cual
participó en la Semana Santa, no se
demoró mucho en el desfile del silencio y salió corriendo para donde su tía
Julia para mostrarle con orgullo las fotos, pero la Julia no le paró ni “cinco
de bolas” porque estaba muy asustada
escuchando en un radio de tubos las noticias cuando los “liberales nueveabrileños”
se tomaron la Radio Nacional de Colombia
y decían: “Todos los colombianos tenemos que vengar al doctor Jorge Eliécer y
organizar las Juntas Revolucionarias para tomarnos el poder”.
En Sevilla los
“revolucionarios nueveabrileños” no se tomaron la Alcaldía porque estaba en
manos de liberales, pero se apoderaron
del Seminario de los Redentoristas.
― ¿Qué hacemos con estos curas? ―gritó un revoltoso.
―Matemos estas
aves negras― respondió otro.
― ¿Qué hacen
ustedes?―gritó con tono autoritario don Lucho Bueno, el Alcalde liberal de la localidad.
―Nada señor
Alcalde
― ¿Nada?
Entonces, quietos todos y suelten a los sacerdotes. La revolución no se hace
matando gente para que cunda la anarquía ― dijo el Alcalde.
En 1951 Rafael
entró al Colegio General Santander donde cursó primero y segundo de
bachillerato. En esa época en Sevilla se vivía una cruda violencia contra los
liberales y la mamá de Rafa para alejarlo de ese ambiente de pólvora, retiró a
su hijo del Colegio y lo matrícula interno ―sin salidas― en el Instituto
Salesiano San Juan Bosco de Tuluá.
¡De Guatemala a
Guatepeor! Ya en Tuluá y sus alrededores mandaba León María Lozano, alias “El
Cóndor”. Allí en ese ambiente Rafael aprendió la disciplina salesiana y al
terminar el tercer año fue el mejor
alumno en conducta.
Unos
estudiantes “revolucionarios” de Sevilla se iban a matricular en el Instituto
Salesiano San Juan Bosco, entonces, la mamá de Rafa para evitar que su hijo se
fuera a contaminar de tales ideas, lo matriculó interno en el Liceo de
Bachillerato de la Universidad del Cauca donde se impregnó de la cultura
payanesa, donde todo el mundo es Popayán, come pan “bazo” y empanadas de
pipían.
Allí aprende a
fumar cigarrillo en el salón social de los internos, vicio que aún no ha podido
olvidar. ¡Otra vez de Guatemala a Guatepeor. De un colegio católico a un Liceo
propiedad de una Universidad donde el pensamiento libre deambulaba por todos
los rincones como un chubasco paramuno!
Un estudiante
de Ingeniería de la Universidad del Cauca compañero de Rafael, hizo un poema
llamado: “Canto de loa a Popayán”, por el cual
el Concejo Municipal mediante Acuerdo lo desterró de la ciudad.
El poema dice:
“Oh Popayán, cual escondida oruga/ entre las hojas verdes de la higuera /
pueblo infeliz como una madriguera/ a todos los hijueputas que subyuga / les
dedico este poema. / Pueblo de leyendas y consejas / de placas y vetustos
caserones/ donde lo “ponen” las chicas y
las viejas/ y donde todos los maridos
son cabrones. / Aquí hay la tradición vulgar, grosera/ de rendirle piadoso y
fiel tributo / a los sucios calzoncillos de Mosquera/ y a la verga feroz del
gran poeta puto. / La misma calle con la misma puta / la misma puta con la
misma cara / y en el “morro” el alcalde como siempre/ ensartado en la “polla”
de un cacorro./ Este pueblo quizás amañador/ pero ¡ah“jarto”! que se está
volviendo / cuando no hay entierros o temblor/ están en procesión o está
lloviendo./ Adiós pueblo infeliz, villorrio lata/ en llamarte ciudad metí la pata/
¡Oh inmensa procesión de malparidos!”.
A Rafael lo
trasladaron del internado a estudiante externo por difundir en hojas
mimeografiadas el mencionado poema de alcantarilla a través de las hendijas en
las puertas de las casas señoriales, lo cual causó conmoción en la pacata
sociedad de la ciudad. Ahora externo se quedó sin donde dormir y unos amigos de
Calcedonia, estudiantes externos del Liceo, le dieron posada y a partir de ese
día no volvió a misa a la iglesia de Santo Domingo ni a desfilar en la Semana
Santa, pues esas obligaciones eran para los estudiantes internos. Los esfuerzos
de la mamá de éste muchacho por darle
una esmerada educación, al parecer no estaban dando los resultados esperados y
la disciplina Salesiana se estaba evaporando como el agua hirviendo en
un caldero.
―Mami, ya me
aburrí de estudiar interno. Quiero estudiar en Sevilla ―dijo Rafael
―Mijo por Dios,
en ese colegio no hay sino comunistas y ateos, pero aquí con la ayuda de su
familia usted no torcerá el camino.
Y la madre de
Rafael tenía sobrada razón. El izquierdismo, el existencialismo y el nadaísmo
habían echado raíces en la villa de Heraclio y un hálito pecaminoso deambulaba
por el pueblo. Aquel día de Enero de
1962 el “Repórter Esso, “noticiero de Radio Caracol cuyo slogan era, “el primero con las últimas”, dijo
para toda Colombia: “Los comunistas de Sevilla quemaron el pesebre a los gritos
de “Viva la Revolución” y “Viva el Partido Comunista”.
―Mami, el padre
Víctor Buenaventura dijo en la misa que Rafael y los Comunistas habían quemado el pesebre ―dijo la hermana de
Rafael.
―Mami, eso no
es cierto. A usted le consta que todo el día he estado en la casa y que cuando
sonó la sirena por la noche anunciando el incendio, yo ya estaba acostado;
además, esos procedimientos anarquistas no van conmigo. Yo no soy seguidor de
Bakunin, pues debe ser la razón la que alumbre nuestro camino―dijo Rafael.
Cuando Rafa
entró al Café Vesubio los asistentes empezaron a gritarle canalla, maldito incendiario. Y se abalanzaron sobre el con la
intención de colgarlo de un palo en el Parque de la Concordia, por lo cual
salió corriendo y un amigo lo guareció en una bodega de café.
Rafa terminó su
bachillerato en el Colegio General Santander y en 1958 ingresa a la Universidad
Externado de Colombia a estudiar Derecho, donde recibió la influencia de
catedráticos como Ricardo Hinestrosa Daza, rector fundador. Arturo Valencia
Zea, Gonzalo Vargas Rubiano y Darío Echandía quien fue presidente de Colombia y
autor de frases célebres con fina ironía: “¿El poder para qué?. Es una cosa
vergonzosa que todavía haya que nombrar aquí los jueces por filiación política,
por paridad. Pero no se puede evitar. Esto no es Dinamarca sino Cundinamarca”.
Allí en aquel ambiente, Rafael se inició en el Socialismo con lecturas como: “El Capital” de Carlos Marx.
“El Estado y la Revolución” de Lenin; y varias obras de Trotsky y Engels.
Una novia
sevillana, lo hizo retirar del Externado y se lo llevó para donde el Doctor
Gerardo Molina, Rector de la Universidad Libre.
―Doctor Molina,
este muchacho es de Sevilla, Valle, y es izquierdista. Necesita estudiar en la
Facultad de Derecho.
―No por ser
izquierdista lo voy a matricular. Lo matriculo porque trae buenas
calificaciones del Externado. Lo recibo para segundo año.
En esta
Universidad participó en su vida académica, en cuanta asamblea estudiantil se
programaba, en mítines y marchas. Sus consignas preferidas eran: “Ahí están,
esos son, los que engañan la nación”; “Un pueblo unido, jamás será vencido”. La
canción que lo dejó sin voz de tanto cantar en la carrera séptima fue: “Que la
tortilla se vuelva”, tema musical de la guerra civil española que popularizó el
grupo chileno Quilapayún con la voz de Víctor Jara: “La hierba de los caminos /
la pisan los caminantes / y a la mujer del obrero / la pisan cuatro tunantes /
de esos que tienen dinero. Qué culpa tiene el tomate / que está tranquilo en la
mata / y viene un hijo de puta / y lo mete en una lata / y lo manda pa’
Caracas. / Los señores de la mina / han comprado una romana / para pesar el
dinero / que toditas las semanas / le roban al pobre obrero. / Cuándo querrá el
Dios del cielo / que la tortilla se vuelva / que los pobres coman pan / y los
ricos mierda, mierda”.
Otra canción
que también vibró en su pecho fue el “Paso del Ebro”, también conocida como el
“Ejército del Ebro” o “Ay, Raquela”,
canción anarquista de la revolución española compuesta originalmente en
1808 contra la invasión Francesa y actualizada por los soldados republicanos en
la guerra civil española.
Luego Rafa
entra al Teatro Estudiantil de la Universidad Libre “TEUL” y hace el personaje
principal de la obra “Alguien muere cuando nace el alba” del escritor Jairo
Aníbal Niño, dirigida por Víctor Muñoz Valencia
y presentada en el Teatro Colón.
Víctor es uno de los más destacados directores de radioteatro que haya
pasado por la Radiodifusora Nacional de Colombia, padre espiritual de muchos
teatreros. También participó como actor en la obra “Golpe de estado” de Jairo
Aníbal Niño.
De ahí para
delante, Rafa, empezó a vivir de los “bolos”, que consistía en servir de
“extra” en las telenovelas en la Televisora Nacional, cuando éstas se emitían
en vivo. También fue presentador en Caracol de la “Simpática Escuelita que
dirige Doña Rita” con Sofía Morales, Efraín
Jiménez y otros, donde se conocieron los personajes como Doña Rita, El Bobo de
la Bobada Grande, Sevelinda Parada, Pepa Pipo y Don Nacianceno (el bueno), son
algunos de los nombres que desde entonces quedaron consignados en la memoria de
muchos fanáticos de la radio colombiana de aquellos tiempos. También fue asesor
tributario. Tantos trabajos tuvo que le gustó más la plata que continuar
estudiando, y no terminó sus estudios de derecho y de contera el teatro sacó a
Rafael de la vida de militante político.
―Usted no es
camarada, usted se comporta como un burgués ― le dijo Jaime Caicedo, director de la Juventud
Comunista, quien más tarde sería el
Secretario Ejecutivo del Partido Comunista.
―Hermano le
contesto con unas frases de Gonzalo Arango, y pare de joder:
“Yo no hice el
mundo ni trato de reformarlo. Me conformaría a
lo sumo con poder destruirlo. Precisamente por eso nos abominan los comunistas: porque nos
sindican de encarnar el derrotismo de la burguesía y un nihilismo apestoso de
la peor alcurnia intelectual. Es probable que tengan razón. Para mí la
revolución obrera significa tanto como el estallido del Alka-seltzer en mi vaso
de soda. Se me acusa de ser un burgués por irme a beber whisky a un salón
burgués. Quiero aclarar que yo no soy proletario.
No se es proletario por carecer de dinero ―mi caso―pero tampoco se es burgués
por tenerlo. Lo burgués en mi concepto es una condición del espíritu. En este
sentido soy un burgués”
―Rafa usted se
está volviendo reaccionario y ya no comprende la realidad
―Vuelvo y le
respondo con palabras de Gonzalo: “Desde mi nueva visión de la realidad, casi
todo lo que existe es ridículo. No puedo entender que un hombre sea
conservador, liberal, comunista, católico, caballero del Santo Sepulcro. Todo
lo que estamos tragando es pura mierda maxfactorizada y marxfactorizada. Y no
hay salvación en ningún bando aunque te coronen de dinero, de poder, de gloria.
Es tu corona de espinas, tu calvario sin redención”.
Rafael fue
contador de Víctor Vargas Abril, casanareño con más de 50.000 reses
desperdigadas en sus diecisiete hatos
del llano. Una vez Kiko Botero, quien
fue el rico propietario de la hacienda La Guaira en Sevilla, Valle, donde
pastaban mil cabezas de ganado, vendió la finca y se fue a “fundarse” en el llano
y sabaneando los atajos de la llanura se encontró con Vargas Abril y con Rafa.
―Don Víctor
¿cómo consigo plata? ―preguntó Rafael
―Mire Rafa,
ahorre plata para que haga una “fundación”. Siga el ejemplo de “Kikito” que
aunque es un hombre pobre, con sus
ahorros ya tiene un hatico donde pastan
unos mautes, unas vacas y unos toros para iniciar una ganadería.
―Pero don
Víctor, ¿cómo qué pobre?, sí don Kiko ya tiene finca y ochocientas reses―dijo
Rafa
―En el llano
para ser ganadero hay que pasar de las cinco mil reses – contestó Víctor
Vargas. Don Kiko que en Sevilla era uno de los hombres más ricos enrojeció sus
mejillas por el comentario, pues se dio cuenta que para don Víctor él era pobre
todavía.
Rafa alternaba
su trabajo en la ganadería como redactor económico de El Tiempo y un día habló
con Germán Castro Caicedo quien era periodista investigador del mismo
periódico.
―Germán, tengo
el expediente de la masacre de “La Rubiera”.
―Dios mío, es
la “chiva” del año. ¿De dónde sacó esa “guaca” judicial?
―Un Juez de
Villavicencio me lo prestó.
― ¿Y qué
“perlas” hay?
―Hay tantas
“perlas” que podemos hacer un collar. Uno de los asesinos dijo: “Yo no sabía
que era malo matar indios” ―y lo más grave, agrega Rafael― el señor Juez de la
causa liberó a esos bandidos
argumentando: “Ignorancia invencible”.
Gracias a la
publicación de esta noticia de Germán Castro Caicedo, el país conoció con
horror cómo en el hato “La Rubiera”, en
Arauca, los colonos blancos asesinaron a dieciséis indígenas Cuibas después de
invitarlos a un almuerzo para apoderarse de sus tierras. Este hecho fue
conocido como el “Banquete de la muerte”.
En el llano
“cuibiar” y “guajibiar”, significaba matar indios Cuibas y Guahibos, incluso es
considerado normal, como matar tigres, porque “el tigre también se come al
ganado”.
Según declaraciones
dadas a un diario por Carlos Gutiérrez Torres, ex juez de Villavicencio que
inició la investigación por la masacre de La Rubiera, “el crimen se debió, no a
la perversión de los victimarios, sino a la ignorancia de estos y al temor de
ser blanco de la furia indígena. Según Gutiérrez Torres, la espontaneidad con
la cual los asesinos iban contando, uno a uno, el crimen que habían cometido,
lo llevó a concluir que no se trataba de delincuentes natos, peligrosos o
perversos, porque el que no tiene compasión realiza el delito y busca la manera
de evadir la justicia negando los hechos, buscando coartadas y, en fin,
haciendo todo lo posible para que el crimen quede impune”.
Rafael en el
desarrollo de sus funciones como contador se paseaba por los mejores lugares de
Villavicencio y llano adentro, disfrutaba del vuelo de las garzas corocoras y en el “parrando”
llanero bailaba el joropo al compas del arpa, el cuatro y las maracas. No
faltaba la ternera a la llanera y su plato preferido era el “entreverado”. En
ese ambiente acompañaba a sus amigos al Club Meta a los mejores banquetes en asocio de
comerciantes y terratenientes.
En
Villavicencio Rafa se había “levantado”
como novia a Marta Cabrera en franca disputa amorosa con Alberto Baquero
Mariño una de las figuras más promisorias del llano. La chica era de la alta
sociedad llanera, y una noche cuando la luna llena con su luz bañaba la sabana,
con sus amigos ganaderos de farra
resolvió llevarle una serenata a la
casa, la cual quedaba arriba de la Alcaldía. La canción con que se abrió el
homenaje fue: “Una casa en el aire” del compositor Rafael Escalona: “Voy
hacerte una casa en el aire / solamente pa´que vivas tú. / Después le pongo un
letrero bien grande / con nubes blancas que diga "Adaluz”... El suegro que no quería mucho a su futuro
yerno dijo: “Una casa en el aire. ¡Que
carajadas! ¡Ni que fuera arquitecto espacial!
José Vicente
Kataraín, editor propietario de la “Editorial Oveja Negra” le publicó el libro
“Los Escarabajos de la Vuelta a Colombia” que versa sobre los ruteros del
ciclismo en las vueltas a Colombia. En la segunda vuelta a Colombia realizada
en 1952 el campeón fue el ciclista Francés
José Beyaert y el cuarto lugar lo ocupó el novato sevillano Ernesto la
“Pulga” Gallego. Rafael narra en su libro: “el arquitecto Iván
Posada cuenta que cuando la “Pulga”
Gallego de Sevilla, Valle, ponderaba en
un discurso sus condiciones de buen trepador, los hinchas del poblado gritaban
"Viva la loma” y cuando dijo en el auditorio que él era muy malo para el
plan, la gente exclamó: Muera el plan”. También en su libro hace una evocación
familiar: “En Sevilla, meta obligada de las primeras etapas, mi padre Lisandro
Duque Ossa, próspero comerciante de la región, siempre utilizó para movilizarse
por esas calles destapadas de Dios, su brillante bicicleta “Raleigh” negra.
Todavía lo recuerdo con su traje oscuro, de corbata y saco, montando en la
parrilla a mi hermano Fernando y en la
barra al pequeño Lisandro”.
El Ministerio de la Cultura editó el libro
“Cuéntanos”, donde aparece la “Historia de Sevilla, Valle” escrita por Rafael
Duque con el título: “Aquí vivían los Burilas y los españoles les quemaron
todo”. En el mencionado libro aparece una reseña de Rafael: “Periodista,
escritor, y gestor cultural con un amplio recorrido por los medios nacionales
de telecomunicación. Actualmente vive en Sevilla y es columnista del semanario
virtual El Ciudadano y además ejerce el
periodismo en los medios sevillanos como la Emisora Comunitaria Juventud Estéreo,
Canal Local Vivavisión y periódico virtual Sevilla Noticias”.
Por
Gustavo Noreña Jiménez
Email: gustavoquindio@gmail.com
Ilustraciones:
Rafael Duque Naranjo.