El ludibrio gozón y la perversa picaresca pueblerina de algunos, le hicieron escribir al Mono Marulanda sobre un “Matrimonio gay en Sevilla” donde yo soy el protagonista de semejante unión con un tal Arcesio Bedoya. La verdad, que siempre nos hizo libres según San Juan, reside en que el cuento fue montado quizás por cualquier despistado escribiente del despacho parroquial de la iglesia de San Luis de Sevilla (Valle), hace aproximadamente 40 años, cuando al solicitar mi fe de bautismo para casarme con la que fue posteriormente mi mujer: Martha Cabrera Jaramillo, encontré que yo figuraba en libros ya casado con otro hombre.
En aquellos tiempos mi partida de bautismo fue objeto de la mofa de los de siempre y también motivo de inconformidad y rechazo de parte mía y de mis compañeros de
La parte motiva de la providencia eclesiástica advierte que: “La nota de matrimonio fue puesta equivocadamente en la partida de bautismo de Rafael Duque”.
Explicada así la tonta historia de un error de escribiente que en 1974 pudo ser motivo de impedimento para casarme, ahora, muchos años después de semejante pendejada, se convirtió en noticia para el Mono Marulanda y para gozo de toda una pequeña jauría de malquerientes que como el Mono confunden distancias tan sutiles y distantes como las que existen hoy entre Ratzinger y Jesús de Nazaret, entre éste Papa Benedicto XVI que alguna vez encubrió a un cura pedófilo que abusaba de 200 niños sordos con el propio Jesús de Galilea que según Marulanda “vivía rodeado de homosexuales y lesbianas” y lo peor de todo es que le da por interpretar
Que vaina estas cosas de algunos como el Mono Marulanda que ven la paja en la mano ajena y no ven la viga que hay detrás del trasero de ellos.