Autor Rafael Duque Naranjo
El paisaje de un atardecer sevillano desde el amplio mirador de la esquina de la calle 50 con la Carrera 53, dos cuadras al occidente de la iglesia, es guardado con amor en la cámara del celular de esta joven que en silencio capta la dimensión de Dios.
Hernando Ocampo vive con su familia al lado de semejante paisaje con un fondo de imagen que cura el alma.
Elsa Londoño Rojas, hija de Jerónimo y Zoé, es la afortunada que desde el interior de su propia casa se deleita con el milagro del atardecer.
Sólo a la altura de la Carrera 53 de Sevilla Valle se puede ver este derroche universal de luz cuando el sol se está ocultando.
La misma pintura de la naturaleza anterior, un poquito más temprano, finca “Las Américas”.
Después de las seis de la tarde encontramos a nuestra asesora de internet, Kristy Alexandra Arias Vargas, disfrutando del paisaje con un amigo.
La casa de Aladino Agudelo es una burbuja verde con un patio sembrado de naranjas.
Aladino vive en la Carrera 53 con el número 49-17 puesto precisamente en el contador de energía sujeto a una guadua.
Aladino a la entrada de su casa.
Ahora, desde la Carrera 53, disparo la cámara, mientras allá abajo Aladino me saluda.
Este es el final de la Carrera 53 en dirección norte – sur, al fondo la carretera que va a Uribe y arriba el “Alto de Monserrate”, anteriormente llamado “Alta de las Pelotas”, todo porque en aquellos tiempos vivía allá un señor que tenía unas hijas muy gordas y las llamaban “las pelotas”.
Desde la Carrera 53 mirando al occidente, la finca “La Primavera”, recientemente intervenida por el gobierno nacional.
Desde la Carrera 53 hacia donde se oculta el sol aparece el Barrio San Luis donde hace muchos años en Sevilla se encontraban las instalaciones del sacrificio de ganado, “Matadero Viejo”.
Otra vez el imponente paisaje de la finca “Las Américas”, actualmente intervenida por el gobierno nacional, la misma que hace 60 años se llamaba “La Astelia” y era de propiedad de Don Zabulón Sabogal.
Arturo Pino Londoño, médico de la Universidad del Valle, y Mariela Campuzano, enfermera de la Universidad de Alabama, se encontraron en Wichita Kansas y allá se casaron en 1970. Actualmente viven en Alabama y estuvieron de visita en Sevilla celebrando el año nuevo 2011.
Cenobia Londoño de Pino, noble y querida matrona sevillana, esposa del ya fallecido e ilustre profesor Jorge Pino, disfruta del cariño de sus hijos Arturo, Gerardo, Rafael, Ernesto y Gloria Pino Londoño, ésta última, esposa del inolvidable y controvertido Alberto “Topo” Ceballos.
Clarita Jaramillo Mora, hija de Don Guillermo, un prospero empresario agrícola de la Sevilla de la época, y de Doña Herminia, una líder cívica que fue principal promotora de las obras sociales del pueblo, resolvió volver, volver para vivir en Sevilla.
Melba Mora Trujillo, hija del pionero de la radiodifusión en Colombia, Gilberto Mora, y esposa del ya desaparecido amigo Hernando Charry, aparece aquí con una de sus nietas.